Estéticas descoloniales


por María Luz Mejías Herrera


Vicente Hernández, Carpa flotante en aguas pasajeras, 2010
Cortesía de Cernuda Arte, Miami.


ver também: Anti-racismo, Memória, Frontera

           
           La estética participa actualmente de los procesos coloniales y decoloniales. Si bien el origen del término nace en Europa, en el siglo XVII, con una percepción limitada hacia la observación de lo bello, es preciso destacar que actualmente, la perspectiva estética se inserta en la práctica del arte, en la visión de la praxis social que tiende a la observación de lo bello, pero también a la transformación social.

La estética decolonial en particular, en la misma perspectiva que la teoría decolonial, expresa el sentir de liberación de las sensibilidades atrapadas por la modernidad y su lado màs oscuro: la colonialidad. De esta forma, la observación de lo bello implica la asunción de la realidad objetiva en una direccionalidad de construcción y no solo de apreciación. Lo anterior conduce al desmontaje de la estética como “sensación de belleza” y su articulación en una teoría particular que vincula la precepción de estímulos sensoriales con concepciones particulares de belleza en una conceptualización universal.

En esta dinámica de concepción universal, no existe un canon que catalogue lo occidental como percepción única de belleza. Esta idea conduciría exclusivamente a la desvalorización de las expresiones culturales y estéticas de aquello que no estuviera situado en el patrón occidental. La colonialidad de la estética implica la colonización del imaginario de los pueblos oprimidos, no occidentales, que han sufrido la perpetuidad del poder bajo las estructuras modernas/coloniales.

Por tanto, resulta de sumo interés significar la colonialidad implícita en las concepciones estéticas que se encuentran minimizadas bajo los patrones de poder occidentales, los cuales irreconocen la memoria histórica, cultural y artística inmersa en los pueblos y culturas dominadas. En tanto, una perspectiva decolonial de la estética traería consigo una postura crítica contra los patrones hegemónicos de poder. Por ello, la producción cultural de los pueblos no occidentales, incluida la estética debe representar una herramienta de liberación y producción colectiva frente a los intentos de re-occidentalización constantes.

La estética es parte constitutiva de la matriz colonial de poder y se ocupa de visibilizar las prácticas históricas de resistencia frente a la colonialidad estética y los patrones heredados del colonialismo. Descolonizar la estética no implica solamente buscar la ampliación del campo de la misma para incentivar las manifestaciones artísticas excluidas. Es una direccionalidad que se aparta de la re-occidentalización, pero la considera como opciones objetivas, existentes, aceptando un pluralismo de alternativas y modos de comprensión de la verdad. No postula una estética sino diferentes estéticas, en una perspectiva en la que la visión occidental preserve su lugar, pero no como la única y hegemónica, posibilitando así que se revelen las particularidades de todas esas expresiones estéticas, en un proceso interconectado de diálogos inter-estéticos, articulados a proyectos que persigan la superación de la colonialidad.
 




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Este trabalho é financiado por fundos nacionais através da FCT – Fundação Para a Ciência e a tecnologia I.P., no âmbito do projeto «CEECIND.2021.02636».